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Published on: 1990-2000

La Leyenda de Gabriel Batistuta

Hay personas que nacen para jugar al fútbol y hay jugadores que nacen para hacer goles. Gabriel Batistuta no tenía pensado ni tan siquiera ser profesional, pero su talento para perforar las redes rivales acabó decidiendo su destino. Trabajador incansable y goleador indómito, tenía un cañón para pegarle con las dos piernas, un martillo en la cabeza y un cualidad irrepetible para que sus disparos tomasen la dirección a portería. Su corpulencia y agilidad le permitían realizar remates inverosímiles y la pasión con la gritaba cada gol, le convirtió en un icono de Florencia. Hoy, en Memorias del Fútbol recordamos a un delantero irrepetible; el mejor nueve de la historia del fútbol argentino. Relájate y disfruta para conocer  la Leyenda de "Batigol", el goleador que reventó las redes contrarias, hasta que no pudo caminar.

 

 

 

 

Los inicios de Batistuta

Gabriel Omar Batistuta nació el 1 de febrero de 1969 en Avellaneda, y se crio en la ciudad vecina de Reconquista, al norte de la provincia de Santa Fe, en Argentina.. Desde que era pequeño fue un enamorado de los deportes y, a la edad juvenil, Batistuta todavía combinaba la práctica de del basket, el volley y el fútbol, que acabó convirtiéndose en parte de su vida por una casualidad. La selección Argentina juvenil tenía programado un partido en Corrientes, pero una fuerte lluvia suspendió el partido y les llevó hasta la ciudad de Reconquista, donde organizaron un partido con la selección local. Batistuta fue reclamado para jugar el partido y se salió marcando los dos goles que dieron la victoria a su equipo. Su actuación impresionó a los ojeadores de Newell's Old Boys, que trataron de convencerle para que se alistase en su cantera. Batistuta anteponía sus estudios a jugar un deporte del que ni siquiera era fanático, pero finalmente accedió a probar un año en las inferiores de los Leprosos.

 

De River a Boca

En Rosario pulieron las características de Batistuta, que en solo seis meses pasó de la cuarta división a jugar con el primer equipo. Debutó en septiembre de 1988,  ganó la campeonato argentino y jugó la final de Copa Libertadores que Newell's perdió ante Nacional de Montevideo. Sus 8 goles en 28 partidos llamaron la atención de River Plate, donde también duró una sola temporada. Batistuta comenzó de titular, pero con la llegada de Daniel Pasarella como técnico millonario acabó siendo relegado al banquillo. El Káiser no confiaba en su juego por lo que, a pesar de ganar otra Liga nacional, tuvo que marcharse traspasado. Batistuta estuvo a punto de regresar a Newell's, pero Boca Juniors le hizo una oferta y él aceptó el reto. El Bati firmaba por el equipo Xeneize, donde demostraría su clase dentro del área. Durante los 11 meses que vistió la camiseta azul y oro, Batistuta formó una pareja letal con Diego Latorre y ganó el Torneo Clausura de 1991.

 

El Goleador de Argentina

Sus 19 goles en 47 partidos le valieron la convocatoria a la Selección Argentina, con la participó y ganó la Copa América de 1991. Sus 6 goles en el torneo sudamericano le convirtieron en el máximo goleador del torneo, provocando el interés de los grandes equipos europeos. La Fiorentina eligió al argentino como sustituto de Roberto Baggio y con su llegada a Italia llegaba a la que por entonces era la mejor liga del mundo. Tras periodo de adaptación, Batistuta se confirmó como uno de los mejores rematadores de la liga, marcando 13 goles y logrando colocar al equipo viola en la mitad de la tabla. 

 

Un descenso inesperado

En un solo año Batistuta se había ganado el respeto de la afición viola, que a inicios de 1992 vivió con esperanza el comienzo de la nueva temporada. Con los fichajes de Stefan Effemberg y Brian Laudrup, la Fiore se postulaba a estar en la parte alta de la tabla. Sin embargo la campaña del equipo no fue como se esperaba y, pese a los 16 goles de Batigol, el equipo Viola acabó descendiendo a la Serie B.

 

Bicampeón de América

Tras ganar la Copa del Rey Fahd de 1992 con Argentina, Batistuta acudió a la Copa América de 1993, donde la Albiceleste volvió a salir campeón. Su doblete en al final frente a México le situaba como uno de los mejores nueves del mundo, por lo que recibió propuestas de varios equipos. Real Madrid, Milan o el Manchester United quisieron ficharle, pero Batistuta prefirió quedarse en Italia para devolver a la Fiorentina a primera. Con Claudio Ranieri como técnico, el Rey León aportó otros 16 goles y la Fiore ganó el campeonato de la Serie B ascendiendo de categoría.

Con la satisfacción del deber cumplido, Batistuta fue determinante para clasificar a Argentina al Mundial de Estados Unidos. En su primera aparición la Copa Mundial, Batistuta marcó 3 goles contra Grecia y anotaría otro más en octavos de final. La Albiceleste partía como favorita para ganar a Rumanía, pero el positivo y expulsión de Maradona tras dar positivo en el control antidoping, provocó su regreso a casa en la primera llave mundialista.

 




 

Capocannoniere

A su regreso al Calcio, Batistuta alcanzó el mejor momento de su carrera deportiva. La Fiorentina estuvo cerca de alcanzar los puestos europeos y Batigol marcó 26 golazos que le sirvieron para ser el Capocannoniere.

Ese año, Batistuta solicitó a Ranieri que le dejase pasar las navidades en Argentina y el técnico le propuso un reto: “Si marcar en 11 jornadas consecutivas, te daré permiso”. Dicho y hecho, Batigol superó el reto y su técnico cumplió su promesa.

El delantero argentino seguía siendo objetivo de los grandes equipos, pero Batistuta no iba a parar hasta conseguir un título con el conjunto viola. En la temporada 95-96, consiguió clasificar a la Fiorentina en cuarto lugar y gracias a sus 27 goles en todas las competiciones, logró levantar sus primeros trofeos, la Copa y la Supercopa de Italia.

Aquel trofeo le permitió disputar la Recopa de Europa, donde consiguió marcar 4 goles y se quedó a un paso de su primer final europea. Su golazo en el Camp Nou quedó en el recuerdo de los barcelonistas, que soñaron su fichaje en el verano de 1997. La marcha de Ronaldo le situaba como el mejor de los remplazos, pero el técnico Louis Van Gaal no le quiso y apostó por el fichaje de Sonny Andersson.

 

Mundial Francia 1998

Batigol se quedó otro año en Florencia y se centró en llegar a tope a su segundo Mundial. En la selección se reencontró con Passarella, que tras relegarle al banquillo en River, le cortaría la melena. Pese a la absurda excentricidad de su técnico, Batistuta aceptó y volvió a ser el máximo goleador de su selección en Francia 98. El "9" de la Albiceleste marcó el gol de la victoria ante Japón y, unos días más tarde, marcó un triplete ante Jamaica que le convertía en el único futbolista de la historia en completar un hat-trick en dos Mundiales distintos. Con su gol ante Inglaterra contribuyó a que Argentina pasase a cuartos, donde caería ante Países Bajos por culpa de la genialidad de Dennis Bergkamp.

 

Campeón con la Roma

Tras la decepción mundialista Batistuta continuó marcando goles con la Fiorentina, pero su cuerpo comenzaba a fallarle. Los dolores de rodilla y tobillo eran cada vez más frecuentes, pero no le impedían seguir brillando. Con sus goles logró clasificar a la Fiore para la Liga de Campeones, y en la temporada 99-2000 firmó su récord personal de goles, anotando 29 dianas en todas las competiciones. La Fiorentina seguía lejos de los grandes de Italia y, después de nueve temporadas en Florencia, Batistuta decidió buscar nuevos retos. La Roma de Capello pagó 36 millones de euros por su fichaje y el argentino se despidió del Artemio Franchi a un solo gol de ser el máximo goleador histórico de la Fiore, con 207 goles en 333 partidos.

La Roma ofreció a Batistuta el número 9 y el brazalete de capitán, pero el argentino renunció a esos privilegios para respetar a Totti y Montella. Su gran objetivo era lograr el Scudetto y gracias a sus veinte goles logró cumplir su sueño. La Loba conquistaba su tercer título tras 18 años de espera y Batigol se convertía en una Leyenda romanista.

 

Despedida amarga de su tercer Mundial

Aquel título completaba una carrera maravillosa que estaba llegando a su fin. La siguiente campaña, el delantero comenzó a tener lesiones con mucha frecuencia y los dolores en la rodilla y los tobillos se volvieron insoportables. Batistuta bajó mucho su rendimiento pero guardó lo poco que le quedaba de energía para jugar su tercer Mundial, el de Corea y Japón. La Argentina de Marcelo Bielsa tenía un plantel increíble y Bati continuó con su idilio en los Mundiales. El delantero albiceleste marcó el gol de la victoria ante Nigeria, aunque tras ese partido todo se fue al traste. Inglaterra se vengó de Argentina en el segundo partido y el empate frente a Suecia provocó una inesperada eliminación. Batistuta se despedía de los Mundiales y de la selección Argentina con aquella decepción, pero tras once años gloriosos en los que se convirtió el máximo goleador de su país. Sus récords de 56 goles en 78 partidos, 10 goles goles mundialistas y sus tres títulos con la Albiceleste, solo han sido superados por un extraterrestre llamado Leo Messi.

 

Del Inter a Catar

A los 33 años, Batistuta jugó media temporada más con la Roma, con la que marcó 33 dianas en 87 partidos. Su perdida de protagonista le llevó a una breve cesión con el Inter de Milán, donde jugó 12 partidos y marcó 2 goles. Machacado por las lesiones articulares e influenciado por la ascendencia árabe de su padre, Batigol se marchó de Italia rumbo a Catar, donde terminaría su carrera en las filas del Al-Arabi. Allí pasó dos temporadas donde marcó 24 goles en 27 partidos y logró un trofeo al mayor goleador del campeonato.

 

Retirada traumática

El delantero centro más grande de la historia del fútbol argentino se retiraba con 35 años y después de marcar 356 goles en 633 partidos. Sus goles y sacrificios hicieron disfrutar a la gente, pero las infiltraciones a las que se sometió a lo largo de carrera comenzaron a pasarle factura. Nada más dejar el fútbol, Batistuta apenas podía caminar y sentía un dolor tan intenso en los tobillos, que pidió a su doctor que le amputase las piernas. Batistuta se tenía que orinar en la cama porque era incapaz de levantarse, pero después de años de mucho sufrimiento, una milagrosa prótesis logró acabar con su calvario.

Está ha sido la historia de una Gabriel Batistuta, el delantero que marcó goles hasta que ya no puedo caminar.

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