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Published on: No fue un buen fichaje

Prosinečki, el croata que fumaba y era de cristal

Robert Prosinečki es uno de las leyendas más famosas de Croacia, pero su carrera como futbolista no fue lo que se esperaba. Llegó a España como la mayor promesa de Europa y el fichaje más caro de la Liga, y se acabó marchando como uno de los peores fichajes de la historia. Llegó al Real Madrid cuando en plena hegemonía del Barça, y se fue a Barcelona cuando se hundió el Dream Team. La lesiones le persiguieron durante toda su trayectoria, pero su mala vida y su adicción al tabaco hicieron que se ganase muchas burlas. Le llamaban "Winston" porque era el paquete rubio más caro de Europa y le decían que era de cristal porque se rompía al más mínimo contacto. El croata vino como una estrella y se convirtió en un juguete roto, pero siempre lo recordaremos como un futbolista único y que iba sobrado de calidad. Abre bien los ojos y dale al Like, porque la historia de Prosinečki te va a alucinar...

 

Robert Prosinecki, la promesa croata que se echó a perder (Tabaco, Lesiones...)

 

 

Los inicios de Prosinecki

Robert Prosinečki nació un 12 de enero de 1969 en la ciudad Alemana de Schwenningen. Sus padres habían emigrado allí para ganarse la vida, pero regresaron a Croacia cuando Robert tenía 10 años. Por aquel entonces, aquel niño rubio ya jugaba al fútbol y cuando se asentó en Zagreb entró a formar parte del mejor equipo de la ciudad. En la cantera del Dinamo se formó como futbolista y, era tan bueno, que logró debutar con el primer equipo con solo 17 años. Prosinečki tenía un futuro prometedor pero no contaba con la confianza de su entrenador. Dicen que Miroslav Blažević se negó a hacerle un contrato profesional y el padre de Robert decidió buscarle acomodo en otro equipo. Prosinečki firmó por el Estrella Roja en 1987 y su familia se trasladó a Belgrado para apoyar su carrera como futbolista.

 

Campeón del Mundo Sub-20

En ese mismo verano, Robert fue seleccionado por la selección yugoslava para disputar el Mundial Sub-20 que se celebraba en Chile y, junto a otros talentos como Suker, Mijatović o Boban, se destacó como el mejor jugador del campeonato. Yugoslavia se impuso en la final por penaltis a Alemania Federal y Prosinečki se consagraba como el Balón de Oro del torneo.

 

Mundial Italia 1990

Los jugadores de aquella generación fueron recibidos como héroes y, tras su impactante actuación en el Mundial, Prosinečki se convirtió en una jugador referente de su equipo. El Estrella Roja estaba conformando un equipo espectacular y aquel desgarbado rubio se fue transformando en una máquina de marcar goles y dar asistencias. Su gran rendimiento hizo que debutase con la selección absoluta de Yugoslavia, acudiendo a su primer Mundial en Italia 90. En aquella Copa del Mundo Yugoslavia tenía muy buena pinta, pero se quedó fuera de las semifinales tras perder la tanda de penaltis con Argentina.

 

Campeón de Europa con el Estrella Roja

Prosinečki venía de jugar 3 partidos y marcar un gol en su primer Mundial y afrontó la temporada 90-91 con un nivel superior. En el pequeño Maracaná fliparon con la evolución del de Zagreb y disfrutaron de una de la mejores campaña de su vida. Prosinečki se salió de las tablas marcando 16 goles en todas las competiciones y fue el principal argumento para que su equipo llegase a la final de la Copa de Europa. El Estrella Roja eliminó en semifinales al Bayern de Múnich y se enfrentó al millonario Marsella en la final de Bari. La final fue muy aburrida y acabó sin goles, pero la orejona acabó en siendo de los Serbios tras imponerse en la tanda de penaltis. El Estrella Roja se convertía en el mejor equipo de Europa y Prosinečki comenzó a ser objeto de deseo de muchos clubes occidentales.

 

Fichaje por el Real Madrid

Ramón Mendoza se enamoró de su juego al ver sus partidos por la tele y decidió que aquel rubio sería su fichaje estrella para salir reelegido como presidente del Real Madrid. Mendoza llegó a un acuerdo con el jugador y ganó las elecciones blancas, pero la Federación Yugoslava retrasó la entrega de su transfer por motivos nacionalistas. Tras varias semanas de incertidumbre, el futbolista de 22 años recibió el permiso para viajar a España y fichaba por el Real Madrid a cambio de 550 millones de pesetas. Prosinečki llegaba a la Liga tras recibir el premio Bravo al mejor jugador joven de Europa y se convirtió en elf utbolista mejor pagado de la plantilla.

 

Marcado por las lesiones

Las expectativas por verle jugar eran altísimas. Su pelo rubio y extraña forma de correr llamaban mucho la atención. Era lento de velocidad pero rápido con la cabeza y en su debut contra Colo Colo enamoró al Bernabéu. El Maradona de los Balcanes deslumbró a todos con sus arrancadas, sus potentes disparos y su visión de juego, pero su idilio con la camiseta blanca solo duró hasta el comienzo de la Liga. Prosenecki se marchó lesionado en el primer partido del campeonato y en su primera temporada como blanco tan solo pudo jugar 3 partidos. Encadenó 3 roturas de fibras y 2 sobrecargas y la desesperación del cuerpo médico hizo que tuviera que pasar por el quirófano en una operación inédita. La afición y parte del cuerpo médico le hacían responsable por su estilo de vida y su adicción al tabaco, pero el jugador el jugador justificaba sus lesiones por la preocupación que la Guerra de los Balcanes que asolaba a su país.

Lo cierto es que ese cúmulo de factores le alejó de los terrenos de juego por casi un año y, después de una temporada en blanco le costó volver a ser el mismo. Prosinečki parecía tener miedo a volver a lesionarse y se ganó la fama de ser un futbolista de cristal. Su irregularidad vino acompañada de continuas recaídas, y aunque su calidad era innegable, su rendimiento en el campo no justificaba su sueldo. Las cámaras del Plus le pillaron fumando y la situación se volvió insostenible. El Barça de Cruyff estaba ganándolo todo y su relación con la afición estaba completamente rota. El jugador tan solo pudo ganar una Supercopa de España y una Copa del Rey y tras jugar 74 partidos y marcar 12 goles en tres temporadas de blanco, se marchó cedido al Oviedo en busca de minutos.

 

Cesión al Oviedo y debut con Croacia

La temporada 94-95 se convirtió en una vía de escape para Prosinečki. Su compatriota Radomir Antic le convenció de podía ser el mismo jugador que cuando llegó a España y en Asturias completó una gran temporada. El croata se convirtió en el jugador clave del equipo carballón y, jugando como mediapunta recuperó su mejor versión. El Oviedo acabó noveno en el campeonato y Robert logró jugar 30 partidos y marcar 5 goles.

Su buen rendimiento también le permitió entrar en las convocatorias de la reciente selección croata, con la que debutó en 1994 marcando un gol en un amistoso contra España. Allí se reencontraría con Miroslav Blažević, que tras rechazarle en el Dinamo de Zagreb le convirtió en uno de los referentes del país.

 

De Barcelona a Sevilla

El fútbol parecía volver a sonreír a Prosinečki, cuyo gran momento suscitó el interés del Atlético de Madrid. Antic se lo quiso llevar al equipo rojiblanco, pero el Barça se entrometió en el último momento y convenció al croata con un contrato más jugoso. Tres temporadas a razón de 500 kilos por año.

Prosinečki llegó al Barça con la ilusión de triunfar, pero una vez más llegó a un gran club en el momento equivocado. El "Dream Team" estaba en plena decadencia y la normativa de jugar únicamente con tres extranjeros limitó sus oportunidades. En Barcelona volvió a sufrir lesiones musculares que le hicieron perderse el primer tramo de la temporada y para cuando se restableció, Johan Cruyff le relegó a la suplencia. Al técnico holandés le desesperaba que retuviese tanto el balón y en su primer año solo disputó 19 encuentros (12 de titular y solo cinco de ellos completos).

Durante el verano participó en la primera fase final de Croacia en la Eurocopa de Inglaterra y en su retorno a Barcelona se encontró que ya no contaban con él. La Ley Bosman propició la llegada masiva de jugadores comunitarios y su papel con Bobby Robson quedó reducido a partidos amistosos, por lo que se buscó una salida en el mercado invernal. Prosinečki fichó por el Sevilla para tratar de salvar la categoría, y aunque fue titular en 20 partidos y marcó cuatro goles, no pudo evitar el descenso a Segunda.

 

Leyenda de Croacia

En el verano de 1997 su padre le convenció para volver a Croacia y retornó con 28 años al Dinamo Zagreb. En su vuelta fue tratado como una leyenda y conquistó un doblete de Liga y Copa antes de jugar el segundo Mundial de su carrera. Esta vez lo jugaría con Croacia, que se clasificó para la Copa del Mundo de 1998 que se disputaba en Francia y se convirtió en la selección revelación del torneo. En la fase de grupos Prosinečki fue titular y participó con un golazo ante Jamaica, pero cuando llegaron las eliminatorias Blazevic le relegó al banquillo. A decir verdad Croacia tenía un equipazo y estuvo a punto de eliminar al campeón en su propia casa. Francia acabó ganando por 2-1 y Croacia acabó ganando la medalla de bronce frente a Holanda, con un gol de Prosenicki. Aquel tercer puesto elevó a la categoría de Leyendas a todos los jugadores croatas, que fueron recibidos en su país como si hubieran ganado el Mundial.

Prosinečki permaneció un par de años más en Zagreb y comenzó a probar nuevos horizontes. Jugó en el Standard de Lieja y el Portsmouth de la segunda división inglesa, donde completó una temporada excepcional. Anotó 9 goles en 33 partidos y se ganó la convocatoria para disputar su último Mundial. Esta vez Croacia quedó eliminada en la fase de grupos y Prosinečki jugó un único partido en el que despidió su carrera con Internacional.  Como yugoslavo completó 15 partidos y marcó 4 goles, y con Croacia jugó 49 encuentros y celebró 10 dianas, convirtiéndose en el primer jugador que anoataba para dos selecciones distintas en un Mundial.

En el verano de 2002 se fue a jugar a Eslovenia para estar cerca de sus padres y en la 2003-2004 firmó por el modesto NK Zagreb para despedirse del fútbol profesional. Con 35 años acababa su trayectoria como futbolista y 2006 inició su carrera como entrenador y seleccionador de varios países como Azerbaiyán, Bosnia o Montenegro.

A decir verdad, la carrera de Prosinečki ha estado llena de sobresaltos, pero que también le permitió vivir grandes momentos y sentirse muy querido. Y es que Prosinečki era un tío especial, por lo que no dudó en grabar una serie de comerciales de Renault para reírse de sí mismo. "Prosikito" elevó su leyenda de juguete roto a la categoría de Leyenda y su figura quedará en el recuerdo de todos los españoles como un futbolista con un carisma especial.

"Sé que fumar no es bueno para un deportista, pero me relaja. Es el único vicio que tengo. Además, nadie vive cien años", llegó a decir Robert.

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